Maza Zavala indica que la "tarjeta del buen vivir" no va al fondo del problema
Enfrentado a una economía donde cae la capacidad de compra del salario, el Gobierno le ofrecerá a los trabajadores que tienen cuenta de nómina en el Banco de Venezuela una tarjeta de crédito que Hugo Chávez ha bautizado como "del buen vivir", con la que obtendrán financiamiento a bajas tasas de interés y plazo de 24 meses para comprar en los biceabastos, una red estatal que vende ar- tículos de la cesta básica.
La necesidad de tomar medidas para aliviar el impacto en el presupuesto familiar es comprensible. Los precios avanzan a velocidad de vértigo y solo en los primeros siete meses de este año los alimentos, que constituyen el grueso de los productos que pueden comprarse en los biceabastos, registran un incremento de 24,9% que impacta con fuerza a los sectores de menos ingresos.
En términos reales, después de descontar el efecto de la inflación, el poder adquisitivo de los trabajadores del sector privado retrocede 6,3% en promedio, al contrastar el segundo trimestre de este año con el mismo lapso de 2009 y, en el caso del personal al servicio del Gobierno, que en buena medida tiene cuenta de nómina en el Banco de Venezuela y podrá recibir la tarjeta de crédito, el retroceso es de 10,5%.
El Instituto Nacional de Estadística (INE) indica que al cierre de junio el costo de la Canasta Alimentaria Normativa, que refleja cuánto tiene que gastar cada mes una familia de cinco miembros para consumir los nutrientes necesarios, ascendió a 1.298,76 bolívares, mientras que el salario mínimo, después de los aumentos, se ubica en 1.223,89 bolívares.
El resultado es que solo para alimentarse adecuadamente una familia típica requiere más de un salario mínimo, de hecho, el Banco Central registra que en el primer semestre el consumo privado cae 4%.
Luis Vicente León, director de Datanálisis, considera que "se trata de una política social que le otorgará financiamiento barato a un sector de la sociedad que comúnmente obtiene crédito a altas tasas de interés a través de prestamistas, desde este punto de vista es una medida positiva".
Añade que el "tema de fondo es la pérdida de poder adquisitivo" y destaca que la tarjeta del buen vivir podría convertirse en un subsidio cruzado; es decir, las personas comenzarían a financiar a baja tasa de interés el costo mensual de los alimentos para liberar recursos que permitirían comprar ropa, televisores u otro producto.
Si las familias no pueden cubrir el costo de los alimentos con el salario mensual y recurren a la tarjeta de crédito cada mes, la deuda se convertiría en una bola de nieve que al final sería impagable.
Domingo Maza Zavala, ex director del Banco Central de Venezuela, cree que en definitiva los créditos se transformarán en subsidio "porque nadie los va a pagar".
"La tarjeta va a significar una donación a los consumidores de menos ingresos, pero una vez que la agoten, los usuarios van a quedar vacíos del poder de compra como antes", insiste Maza Zavala y agrega que si el Gobierno pretende abatir la inflación debería buscar un buen abastecimiento de todo el mercado nacional, y no solo en las redes sociales, mediante el fomento de la producción con ayuda del sector privado.
"El Gobierno por sí solo no puede vencer la inflación, y mucho menos convertirse en el supremo distribuidor de los alimentos", dice Maza Zavala.
Analistas consideran que la fuerza que impulsa los precios proviene de una mezcla de factores que en primer término incluye la devaluación del bolívar en enero de este año, incrementos en productos regulados para evitar escasez, problemas para que el sector privado obtenga todas las divisas que necesita y caída de la producción en un entorno donde la economía acumula cinco trimestres de retroceso.
El Universal
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