El panorama para los empleadores ha tomado matices oscuros. El Instituto Nacional de Estadística (INE) reporta que al cierre del mes de agosto se registraban 300.842 patronos del sector informal, lo que implicó una disminución de 15% en el último año.
Este mercado se ha transformado en diversas oportunidades, básicamente por los efectos de la crisis económica. Muestra de ello es que 47.396 personas abandonaron sus empleos por cuenta propia y las microempresas los absorbieron prácticamente a todos, aun cuando la cantidad de establecimientos cayó.
La búsqueda de puestos de trabajo se está convirtiendo en una labor difícil. El INE reportó que la tasa de desempleo se situó en 9,6% al cierre de agosto, su nivel máximo en los últimos cuatro años.
El número de trabajadores en el sector público se incrementó a 2.317.822 personas, mientras que la nómina de empleados y obreros del sector privado creció levemente para situarse en 4.626.065 personas, de acuerdo con los datos del organismo gubernamental.
La demanda de trabajo ya no se enfoca en el trabajo independiente, y los interesados en un empleo prefieren refugiarse en las empresas constituidas, formales o informales, aunque éstas se reducen.
En el último lugar
Pero, al menos para los establecimientos informales, los problemas no provienen solamente de la recesión de la economía, pues también existe un componente que está relacionado con el propio mundo de las microempresas.
Según el estudio "Microscopio global sobre el entorno de negocios para las microfinanzas 2010", realizado por The Economist, Venezuela ocupa por primera vez la última posición, con el peor desempeño. El informe resalta que, tras descender al puesto 54, sustituye a Tailandia. Añade que la desmejora se relaciona con su deterioro en las condiciones de inversión y de funcionamiento para las instituciones no gubernamentales y por una leve mejora de Tailandia.
"Las microfinanzas en Venezuela sufren de una débil estructura regulatoria y un bajo nivel de desarrollo del mercado", señala el reporte que contó con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo, la Corporación Andina de Fomento y el Ministerio de Asuntos Exteriores de los Países Bajos.
El informe indica que la situación que más afecta el entorno de los negocios para las microfinanzas es la distorsión del entorno competitivo debido a la fijación de las tasas de interés y por la participación de entidades públicas subsidiadas.
The Economist resalta que en Venezuela no existe un concepto claro del negocio ni una supervisión específica. Asimismo, la crisis ha generado un alza en la mora y ha reducido los subsidios estatales. Además resalta la estatización o desaparición de bancos que se dedicaban a las microfinanzas, lo que se une a la creación de una agencia para controlar a la banca. Para The Economist, ese ente representa una amenaza "a la precaria independencia de la superintendencia bancaria".
El Universal
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