La Ley de Costos y Precios Justos lejos de bajar la inflación y promover a la empresa privada terminará por generar aún más desinversión en las industrias y escasez en el mercado, afirma Pablo Baraybar, directo de Alimentos Polar y presidente de la Cámara Venezolana de la Industria de Alimentos (Cavidea).
"Estamos en desacuerdo con el control de precios para lograr la seguridad alimentaria. La ley no genera más puestos de trabajo, ni más comida ni crecimiento de la producción. Hoy hay controles de precios y la industria pierde plata en productos controlados, porque los costos han subido en una magnitud y el Gobierno no ha subido los precios que permitan cubrir esos costos".
Ante la intención del Ejecutivo de controlar los costos de las industrias para frenar el auge de la inflación, Baraybar considera que no será la solución al problema, debido a que existen costos que son impulsados por el propio Gobierno y que no podrán ser regulados. "Ese modelo limitará la operatividad de las industrias".
Indica que no son las empresas privadas las que especulan, sino las decisiones del Estado las que generan la especulación. "La industria privada no es la que está subiendo la inflación, la inflación la produce el Estado, y está afectando los costos y las empresas tienen que corregir los costos para poder tener una rentabilidad apropiada", sostiene.
Señala que la ausencia de un tipo de cambio fijo para el sector alimentos encarece los costos de producción, pues a través de Cadivi y Sitme reciben entre 78% y 80% de las divisas que requieren, mientras que hay 22% de las divisas que deben adquirirlas por otra vía.
"Nosotros necesitamos estabilidad, no podemos vivir de un dólar (Sitme) que de repente es Bs 5,40, mañana sube a Bs 6,40. ¿Por qué las empresas no tienen el dólar único? (...) No es que las empresas especulamos, es que el Estado está motivando la especulación al no establecer un valor del dólar fijo, al no promocionar a la industria privada con un dólar que permita tener costos estables", expresó.
Agregó que a la disparidad en el tipo de cambio se suman otras políticas del Estado como el aumento del salario mínimo entre 20% y 25%, el ajuste en el precio de la materia prima nacional, y dos devaluaciones en dos años "que son costos impulsados por el Gobierno".
"Tenemos aumentos en materias primas como resinas, a través de Coramer, entre 20% y 40%. La devaluación a principio de enero fue de 65% y el año pasado de 25%. Hay productos que en los últimos 24 meses tienen inflación acumulada de 90% y los ajustes de precios son de 30%. Todavía no nos hemos recuperado de la devaluación. Las empresas lo que están haciendo es ajustando los costos que son responsabilidad del Estado", afirmó.
Baraybar asegura que las políticas que ha aplicado el Estado para garantizar la seguridad alimentaria han fracasado, porque "hay más inflación y más desabastecimiento que hace cinco años".
Sí hay pérdidas
El presidente de Cavidea asegura que la industria de alimentos tiene pérdidas en la producción de cuatro rubros básicos: harina de maíz precocida, arroz, pastas y aceites, debido al rezago en los precios.
"En harina precocida el rezago y las pérdidas son continuas. Una fabrica de arroz tiene problemas importantes porque no cubre los costos, y la reinversión que hay que hacer en esas empresas no se hace. En pastas y aceites el precio internacional ha subido. Por eso estos rubros tienen problemas".
Baraybar señala que los ajustes de precios que se han solicitado no son exagerados y son necesarios para cubrir los costos de producción, tener un margen de utilidad y poder reinvertir en la producción.
"El Vicepresidente de la República dice que las empresas no pierden porque sino estarían quebradas, y eso no es cierto. Producimos porque sino nos quitan las empresas. Yo le diría al Vicepresidente que no hay que esperar que las industrias quiebren para subir los precios", dijo.
En el caso de la harina precocida, explica, el precio deberá pasar de Bs 3,37 a Bs 5,11, y aún así sería más económico que lo que cuesta un café en una cafetería.
Barayabar asegura que la producción de alimentos en el primer semestre del año cayó 3% lo cual, aunado a la caída de la demanda, genera preocupación en el sector.
Los cortes no programados de electricidad están generando importantes pérdidas a las industrias de alimentos. "Sólo en Polar en los últimos tres meses hay 1.600 horas hombre pérdidas por fallas eléctricas. Es demasiado lo que se está perdiendo".
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