martes, 3 de mayo de 2011

Alza de 32,5% de nómina pública detiene reducción de la jornada

Chirino acusa que el Gobierno nunca ha tenido voluntad real de reducir la jornada

En 2007, cuando el Presidente Hugo Chávez anunció el recorte de la jornada laboral como parte de su fallida propuesta de reforma constitucional, la nómina del sector público sumaba 1.850.810 personas. Ese mismo año avanzaron las estatizaciones de empresas privadas como Cantv, las eléctricas y la Faja del Orinoco, lo que prosiguió por años con más industrias.

Al cierre de marzo de este año ya el número de trabajadores a cargo del Estado ascendían a 2.453.179 personas, un salto de 32,5% en apenas cuatro años.

Con ese nuevo panorama, el jefe de Estado resaltó el domingo que la muy promocionada reducción de la jornada laboral, uno de los puntos más resaltantes y obligados de la reforma a la Ley Orgánica del Trabajo (LOT) no debería concretarse. "Lo creo hoy, no significa que más adelante esa opinión se mantenga", dijo Chávez este domingo al culminar la marcha por el Día del Trabajador.

Segundos antes el mandatario nacional había expresado que ya era hora de que la Asamblea Nacional aprobara las modificaciones a esa normativa, o que creara un Código Laboral.

"La situación que vivimos y la necesidad de incrementar la producción nacional para salir del modelo rentístico petrolero (...), es mi modesta opinión, yo creo que en este momento no es conveniente reducir ¿cómo se llama? la jornada laboral a seis horas o a siete horas", enfatizó Chávez durante su discurso en el acto del 1 de Mayo.

Precisamente, analistas señalaron en el año 2007, cuando la nómina del Estado no era tan abultada, que el recorte de la jornada laboral aumentaría el gasto público. El economista Ángel Alayón señaló en ese momento que el Gobierno tendría que erogar una fuerte suma de dinero para cubrir los pagos de horas extras o para ampliar la nómina pública.

Mientras tanto, para las empresas productoras de bienes, algunas en poder del Estado tras las nacionalizaciones, consideraba que significaría un incremento de los costos de producción que dependería del peso de la mano de obra en la estructura de costos de las industrias. No obstante, Fedecámaras había calculado el alza de los costos laborales por la reducción de la jornada de trabajo en 25%.

Sin voluntad

Para el dirigente del Frente Nacional para la Defensa del Empleo y del Salario (Fades), Orlando Chirino, el Gobierno de Chávez jamás tuvo la voluntad de reducir la jornada.

"La reducción de la jornada laboral era el caramelo de cianuro para atrapar a la gente y aprobar la reforma constitucional", manifestó el representante sindical.

Recordó que el recorte no solo formó parte de la propuesta de reforma constitucional, sino que el artículo 90 de la Carta Magna obliga a la disminución progresiva de las horas de labores de los trabajadores.

"Si quería decretar las seis horas de trabajo podría haberlo hecho. Siempre estos anuncios están enmarcados en una campaña electoral", dijo Chirino, quien opinó que reducir la jornada permite incrementar la productividad y el empleo.

Se intentó consultar la opinión de dirigentes sindicales del oficialismo, pero sin éxito.

Ventajas postergadas

En 2007 para el Gobierno nacional aplicar el recorte de la jornada solo traía beneficios. José Ramón Rivero, quien para entonces era ministro del Trabajo y Seguridad Social -y actualmente es diputado suplente de la AN- indicaba en su momento que la medida permitía reducir el desempleo hasta en dos puntos porcentuales.

Los estudios realizados por el Ejecutivo en ese momento señalaban que, en total, la reducción de la jornada permitiría la creación de 132.797 nuevos puestos de trabajo, la disminución de la informalidad y el incremento de la afiliación y recaudación de los aportes para el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS).

El Universal

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