A la salida el supermercado Koma, expropiado el 2 de septiembre de 2010, los comentarios de los clientes demuestran los problemas operativos del local. "Esto está en quiebra", dicen algunos, otros son más ilustrativos, "A esto le cayó la sarna".
La misma percepción se tiene de la actividad en los demás establecimientos anteriormente administrados por el grupo García Hermanos: Friosa y Delicateses La Fuente, los cuales pasaron a manos del Estado.
"Se aprobó (sic) 60 millones de bolívares fuertes para la expropiación del complejo García Hermanos (... ) La medida de ocupación está cumpliéndose. Una empresa violando cuantas leyes se les ocurría violar, intervención y ahora, después de un estudio, expropiación", refirió en septiembre del año pasado el primer mandatario nacional desde el estado Zulia.
Pese a aquel manifiesto de buenas intenciones, la realidad hoy es otra, a juzgar por las opiniones de los clientes y de los mismos empleados que, en aquella oportunidad, apoyaron la medida.
El infaltable pero
Luego de la estatización de la empresa, la junta interventora (conformada por representantes de Indepabis, Superintendencia Nacional de Silos, Almacenes y Depósitos Agrícolas y Mercal) asumió, totalmente, la administración del Complejo Comercial García Hermanos.
Jorge Figueroa, supervisor del departamento de Despacho de Friosa, celebró, el 2 de septiembre, la decisión presidencial de tomar el control del grupo. Hoy su opinión ha variado por lo que, considera, ha sido una seguidilla de descalabros por parte de la junta.
"Nosotros aplaudimos eso de que los trabajadores tienen que ir a la par de la gerencia para evitar la burocracia y la corrupción. Como trabajadores revolucionarios, logramos una victoria al sacar a estas empresas del capitalismo, pero en el Gobierno hay gente que no está capacitada para sacar adelante a empresas tan grandes, en este caso, la que manejaba el 85% de la distribución de alimentos en el suroriente del país, y es muy notable la decadencia en la que estamos sumergidos".
La inexperiencia, según Figueroa, determinó el declive del complejo Friosa, de la sede de Koma y de las cuatro sucursales de La Fuente. Los trabajadores fueron, además, ignorados, según denuncia el vocero.
"Esta junta interventora no quiere darnos oportunidad: nos persigue, nos excluye y nos hostiga. Seguimos apoyando la estatización y no le echamos la culpa al Gobierno, pero nosotros estamos en la obligación de denunciar las malas praxis. La burocracia ha aumentado y la nómina se ha abultado".
La realidad
Todo lo denunciado por Figueroa tiene un reflejo: los anaqueles de los supermercados. En Koma, por ejemplo, los clientes se pasean entre estantes vacíos y salen con menos productos de los que tenían en mente.
De 17 cajas, sólo 2 funcionan, y en el extremo opuesto, donde se encuentran los refrigeradores, un cartel dice textualmente: "Carne de res máximo 5 kilos por compras gracias".
En la charcutería, un grupo de empleados pasa el tiempo entre chanzas. "No hay nada que vender. No es porque hay escasez, es porque la empresa está quebrada, varón. La empresa le debe a los proveedores", asegura uno de ellos.
"Siempre compré en Koma. Hoy la situación está muy mal, aunque creo que el declive venía de antes, pero era una empresa muy exitosa", rememora Elizabeth Bello.
Discrepa, en algunos aspectos de esa apreciación, Antonio Méndez. "Falta un montón de cosas, pero como dijo Chávez, por ahora estamos así. Vamos a mejorar, aunque antes había más cosas", apunta.
Aunque hubo varios intentos (presenciales, telefónicos y por correo electrónico), resultó imposible contactar a la Junta Administradora Temporal.
La única noticia que se tuvo de la Gerencia fue el comunicado que publicó el pasado jueves, a propósito de la nota de un diario local que daba cuenta del quiebre de la empresa.
"Reiteramos el total funcionamiento de Friosa, Koma y La Fuente", reza el comunicado firmado por Enrique Abreu (Ministerio de Alimentación) y Zuly Cardozo (SADA). Aunque, unas líneas después, reconozca que ese funcionamiento esté condicionado "por dificultades propias de una transición".
La misma percepción se tiene de la actividad en los demás establecimientos anteriormente administrados por el grupo García Hermanos: Friosa y Delicateses La Fuente, los cuales pasaron a manos del Estado.
"Se aprobó (sic) 60 millones de bolívares fuertes para la expropiación del complejo García Hermanos (... ) La medida de ocupación está cumpliéndose. Una empresa violando cuantas leyes se les ocurría violar, intervención y ahora, después de un estudio, expropiación", refirió en septiembre del año pasado el primer mandatario nacional desde el estado Zulia.
Pese a aquel manifiesto de buenas intenciones, la realidad hoy es otra, a juzgar por las opiniones de los clientes y de los mismos empleados que, en aquella oportunidad, apoyaron la medida.
El infaltable pero
Luego de la estatización de la empresa, la junta interventora (conformada por representantes de Indepabis, Superintendencia Nacional de Silos, Almacenes y Depósitos Agrícolas y Mercal) asumió, totalmente, la administración del Complejo Comercial García Hermanos.
Jorge Figueroa, supervisor del departamento de Despacho de Friosa, celebró, el 2 de septiembre, la decisión presidencial de tomar el control del grupo. Hoy su opinión ha variado por lo que, considera, ha sido una seguidilla de descalabros por parte de la junta.
"Nosotros aplaudimos eso de que los trabajadores tienen que ir a la par de la gerencia para evitar la burocracia y la corrupción. Como trabajadores revolucionarios, logramos una victoria al sacar a estas empresas del capitalismo, pero en el Gobierno hay gente que no está capacitada para sacar adelante a empresas tan grandes, en este caso, la que manejaba el 85% de la distribución de alimentos en el suroriente del país, y es muy notable la decadencia en la que estamos sumergidos".
La inexperiencia, según Figueroa, determinó el declive del complejo Friosa, de la sede de Koma y de las cuatro sucursales de La Fuente. Los trabajadores fueron, además, ignorados, según denuncia el vocero.
"Esta junta interventora no quiere darnos oportunidad: nos persigue, nos excluye y nos hostiga. Seguimos apoyando la estatización y no le echamos la culpa al Gobierno, pero nosotros estamos en la obligación de denunciar las malas praxis. La burocracia ha aumentado y la nómina se ha abultado".
La realidad
Todo lo denunciado por Figueroa tiene un reflejo: los anaqueles de los supermercados. En Koma, por ejemplo, los clientes se pasean entre estantes vacíos y salen con menos productos de los que tenían en mente.
De 17 cajas, sólo 2 funcionan, y en el extremo opuesto, donde se encuentran los refrigeradores, un cartel dice textualmente: "Carne de res máximo 5 kilos por compras gracias".
En la charcutería, un grupo de empleados pasa el tiempo entre chanzas. "No hay nada que vender. No es porque hay escasez, es porque la empresa está quebrada, varón. La empresa le debe a los proveedores", asegura uno de ellos.
"Siempre compré en Koma. Hoy la situación está muy mal, aunque creo que el declive venía de antes, pero era una empresa muy exitosa", rememora Elizabeth Bello.
Discrepa, en algunos aspectos de esa apreciación, Antonio Méndez. "Falta un montón de cosas, pero como dijo Chávez, por ahora estamos así. Vamos a mejorar, aunque antes había más cosas", apunta.
Aunque hubo varios intentos (presenciales, telefónicos y por correo electrónico), resultó imposible contactar a la Junta Administradora Temporal.
La única noticia que se tuvo de la Gerencia fue el comunicado que publicó el pasado jueves, a propósito de la nota de un diario local que daba cuenta del quiebre de la empresa.
"Reiteramos el total funcionamiento de Friosa, Koma y La Fuente", reza el comunicado firmado por Enrique Abreu (Ministerio de Alimentación) y Zuly Cardozo (SADA). Aunque, unas líneas después, reconozca que ese funcionamiento esté condicionado "por dificultades propias de una transición".
El Universal
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