El 27 de mayo de 2010 Hugo Chávez reconoció que se propone "enterrar al capitalismo venezolano" y adelantó que el Gobierno aseguraría el control de las áreas clave de la economía, pero en realidad el proceso comenzó antes, cuando en 2007 el Estado inició un agitado proceso de estatizaciones.
Las estadísticas del Banco Central de Venezuela indican que la producción del sector privado no crece desde 2007 y en los últimos tres años acumula un descenso de 6,6%.
En el mismo lapso el Estado aumenta su peso en la economía y el PIB del sector público acumula un alza de 18%.
La compra de empresas clave como Cantv, Banco de Venezuela, Sidor, Agroisleña y La Electricidad de Caracas, entre otras, explican parte de la disparidad entre el sector público y el privado.
Reducción de la inversión en medio de la ola de expropiaciones, cuellos de botella para el acceso a dólares y el desestímulo que causa en la producción la regulación de precios también inciden en el repliegue del sector privado, donde todavía la mayoría de los venezolanos tienen un puesto de trabajo.
Al cierre del año pasado el sector privado emplea a 4 millones 921 mil trabajadores, mientras que la nómina del sector público, después de un alza de 80% en los últimos diez años incorpora a 2 millones 268 mil trabajadores.
El comportamiento de las importaciones es una muestra de las crecientes diferencias entre los empresarios y el Estado.
Mientras que las compras en el exterior del ala privada de la economía se reducen 12,8% en 2010, las importaciones del Estado, no asociadas al negocio petrolero, se disparan 42,9%.
Tras el cierre del mercado de permuta los empresarios sufren escasez de divisas una vez que ni Cadivi ni el sistema de venta de dólares controlado por el Banco Central (Sitme) son capaces de satisfacer la elevada demanda.
Incluso, al contrastar el promedio diario de dólares asignados por el Sitme durante febrero se evidencia un descenso de 28,5% respecto a los últimos tres meses del año pasado.
El proceso
El retroceso de la presencia del sector privado en la economía está prevista en la planificación oficial.
El documento que establece las "Líneas Generales del Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación" contempla la pérdida de terreno del sector privado a manos de las empresas del Estado y empresas de economía social (EPS).
Las EPS, llamadas a crear un sistema "interconectado, que progresivamente abarcará el mayor número de actividades económicas", "funcionarán sin discriminación social en el trabajo", sin "privilegios asociados a la posición jerárquica" y donde "los trabajadores se apropiarán del excedente económico resultante, que se repartirá en proporción a la cantidad de trabajo aportado".
En las décadas del sesenta y el setenta, los gobiernos venezolanos intentaron desarrollar un tejido industrial desde el Estado, no obstante, las empresas nunca alcanzaron el objetivo de exportar para que el país disminuyera la dependencia de los petrodólares y en la mayoría de los casos tampoco lograron alcanzar la rentabilidad.
El manejo realizado del boom petrolero 2004-2008 tampoco diversificó las exportaciones no petroleras que en 2010 tan solo representan 3 mil 469 millones de dólares, una magnitud que se traduce en una caída de 18% respecto a 1999.
Actualmente no se dispone de estadísticas que permitan medir cuánto habría sido el rendimiento de cada bolívar colocado en empresas que permanecían en el sector privado si se hubiesen destinado a necesidades esenciales como salud, educación y vialidad.
Pero la eficiencia del sector nacionalizado no emite buenas señales tras la caída en la producción agrícola, cemento y cabillas.
Las estadísticas del Banco Central de Venezuela indican que la producción del sector privado no crece desde 2007 y en los últimos tres años acumula un descenso de 6,6%.
En el mismo lapso el Estado aumenta su peso en la economía y el PIB del sector público acumula un alza de 18%.
La compra de empresas clave como Cantv, Banco de Venezuela, Sidor, Agroisleña y La Electricidad de Caracas, entre otras, explican parte de la disparidad entre el sector público y el privado.
Reducción de la inversión en medio de la ola de expropiaciones, cuellos de botella para el acceso a dólares y el desestímulo que causa en la producción la regulación de precios también inciden en el repliegue del sector privado, donde todavía la mayoría de los venezolanos tienen un puesto de trabajo.
Al cierre del año pasado el sector privado emplea a 4 millones 921 mil trabajadores, mientras que la nómina del sector público, después de un alza de 80% en los últimos diez años incorpora a 2 millones 268 mil trabajadores.
El comportamiento de las importaciones es una muestra de las crecientes diferencias entre los empresarios y el Estado.
Mientras que las compras en el exterior del ala privada de la economía se reducen 12,8% en 2010, las importaciones del Estado, no asociadas al negocio petrolero, se disparan 42,9%.
Tras el cierre del mercado de permuta los empresarios sufren escasez de divisas una vez que ni Cadivi ni el sistema de venta de dólares controlado por el Banco Central (Sitme) son capaces de satisfacer la elevada demanda.
Incluso, al contrastar el promedio diario de dólares asignados por el Sitme durante febrero se evidencia un descenso de 28,5% respecto a los últimos tres meses del año pasado.
El proceso
El retroceso de la presencia del sector privado en la economía está prevista en la planificación oficial.
El documento que establece las "Líneas Generales del Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación" contempla la pérdida de terreno del sector privado a manos de las empresas del Estado y empresas de economía social (EPS).
Las EPS, llamadas a crear un sistema "interconectado, que progresivamente abarcará el mayor número de actividades económicas", "funcionarán sin discriminación social en el trabajo", sin "privilegios asociados a la posición jerárquica" y donde "los trabajadores se apropiarán del excedente económico resultante, que se repartirá en proporción a la cantidad de trabajo aportado".
En las décadas del sesenta y el setenta, los gobiernos venezolanos intentaron desarrollar un tejido industrial desde el Estado, no obstante, las empresas nunca alcanzaron el objetivo de exportar para que el país disminuyera la dependencia de los petrodólares y en la mayoría de los casos tampoco lograron alcanzar la rentabilidad.
El manejo realizado del boom petrolero 2004-2008 tampoco diversificó las exportaciones no petroleras que en 2010 tan solo representan 3 mil 469 millones de dólares, una magnitud que se traduce en una caída de 18% respecto a 1999.
Actualmente no se dispone de estadísticas que permitan medir cuánto habría sido el rendimiento de cada bolívar colocado en empresas que permanecían en el sector privado si se hubiesen destinado a necesidades esenciales como salud, educación y vialidad.
Pero la eficiencia del sector nacionalizado no emite buenas señales tras la caída en la producción agrícola, cemento y cabillas.
El Universal
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